MARKETING Y/O DESPACHOS (EL ASUNTO DEL CÁRTEL DE CAMIONES)
Con ocasión de la reciente Resolución de la Comisión Europea contra el cártel de camiones, he asistido a la constatación de un fenómeno que venimos a describir.
Aquellos que estudiábamos la reclamación que podían interponer las empresas propietarias de camiones, hemos sido rebasados por los que aplicando con habilidad un neomarketing, se dedicaron en primer lugar a captar a los afectados por el cártel de camiones agrupándolos en asociaciones. Poco importa para el ya asociado que detrás no haya abogados con conocimientos en competencia o que se haya hecho un estudio sobre este caso concreto, poco importa que no se haya valorado el ingente trabajo que debe afrontarse, ni que se cuente con el personal suficiente, poco importa que se daban subcontratar los servicios si encuentran a quien cumpla las condiciones previamente pactadas.
Lo realmente importante, y sobre ello quiero incidir, es que el cliente ya está captado, el asociado ya ha hecho la primera disposición económica y a partir de ahí, poco importa la calidad del contenido de la demanda, poco importa el informe pericial con el que se cuente y el ejercicio en plazo de la reclamación, muy pocos se percatarán del error, y cuando lo hagan probablemente sea tarde.
Nadie puede negar que vivimos en una nueva era de comunicación. Los canales y posibilidades de contacto con nuevos clientes o grupos de clientes, plantean un reto que necesita una revisión del sistema tradicional de publicidad positiva boca a boca por el que el Despacho solía nutrirse.
Los servicios que se ofrecen no solo tienen que ser los mejores, tienen que comunicarse estratégicamente para dar a conocer el valor diferencial de la aportación que se realiza al mercado.
Los últimos años ha supuesto el nacimiento de nuevas posibilidades de actuación dentro del campo de la abogacía, todos los profesionales tratamos de tener acceso a grupos de consumidores o afectados por la actuación contraria a Derecho de corporaciones, monopolios o entidades bancarias. Aquellos que mantenemos un respeto por la profesión y sabemos de la complejidad de su digno ejercicio, antes de ofertar servicios cuyo alcance no se ha estudiado ni medido, nos detenemos a valorar la viabilidad de las reclamaciones y los costos de los procesos que se pueden interponer. Y es que los que pisamos el Juzgado a diario creíamos que no había otro modo. No era entendible que se oferte un servicio o se contrate la llevanza de un asunto del que se ignora todo, desde la competencia del Juzgado, al procedimiento, plazo de ejercicio o el derecho aplicable, pero este grupo de profesionales entre los que me incluyo, estamos equivocados.
Es un hecho indiscutible que de facto, los afectados por un asunto, como en este caso ocurre con las empresas propietarias de camiones, están colocando más intermediarios entre ellos y su verdadero abogado, están alejándose del foco del pleito y por tanto el trabajo que en él se lleva a cabo, necesariamente pierde calidad y talento aplicado, pero esto es lo nuevo, son empresarios venidos de otros sectores los que aplicando su neomarketing dirigirán la gestión de estas reclamaciones globales. No obstante, no se debe olvidar que los asuntos se siguen dirimiendo en los Juzgados y en ellos actúan abogados, la experiencia y profesionalidad de éstos marca muchas veces la existencia de una resolución favorable, pero esto poco parece importar hoy ante una comunicación eficaz.
Juan Carlos Calatrava
Socio en CONFIRMA ABOGADOS